La Vida se manifiesta en nuestras vidas siempre y cuando mantengamos abiertos los caminos del interior. El actual ritmo de vida y los requerimientos de nuestra sociedad dificultan cada vez más ese acceso al interior personal en el que se encuentran las materias primas para la construcción de nuestras vidas. Sin darnos cuenta, nos autoexiliamos de nuestro hogar interior. Allí, utilizando la imagen del Maestro Eckhart, Dios se encuentra como en su casa, pero nosotros nos sentimos extranjeros.

Educar la Interioridad es favorecer los procesos y proporcionar las herramientas que nos permitan volver a casa, al hogar interior para desde allí vivir unidos a los demás, al mundo, a Dios.

lunes, 16 de noviembre de 2015

París bien vale una buena Educación de la Interioridad

¿Puede aportar algo la Educación de la Interioridad a la pacificación del mundo? ¿Meditar, crecer en conciencia corporal, crear mandalas, trabajar la voz, la respiración consciente, el desarrollo de la creatividad, el juego simbólico... en un contexto de un mundo sufriente tiene sentido?

Mi respuesta es un rotundo y total SÍ, es más, creo que si hoy, en este momento de la Historia de la Humanidad, el ser humano no se reencuentra con su hogar interior, será muy difícil hacer del planeta un hogar para todos y todas.

Los hechos dramáticos y sobrecogedores del pasado viernes en París, en el corazón de la Francia de la "libertad, igualdad y fraternidad", nos obligan a ir más allá de la reacción visceral. Pero sólo podemos alcanzar niveles de comprensión y respuesta ante la violencia más profundos y genuinamente humanos si nos situamos en otro nivel de conciencia.

Me explico: lo que nace del "ego" es "ego", lo que nace del "no ego" es "no-ego". Me explico más, lo intentaré. Lo propio del ego es la mente dual, es el nivel de conciencia cuya construcción vamos realizando en la primera mitad de la vida y que funciona generando límites ("yo-tú", "mío-tuyo", "arriba-abajo", "verdad-mentira", "sagrado-profano", etc...). La generación de límites, llevada al extremo en un ego inmaduro y poco saneado, produce todo tipo de fundamentalismos (políticos, religiosos incluso deportivos). El ego se mueve con mayor comodidad y desenvoltura acotando la realidad, parcelándola, eso le otorga seguridad. Lo tremendo es cuando las personas, los grupos, llegan a asentarse tanto en esa mentalidad "dual", llena de divisiones, definiciones, preceptos, límites que cree que eso es todo cuanto hay. Así cualquier elemento dificilmente identificable, mensurable, cualquier pieza de la realidad que no se sepa donde encajar, molesta, perturba, inquieta y, en la mentalidad dual insana la solución es "quitarlo de en medio".

Como veréis, casi toda la  historia de la humanidad transpira algo de esto. Cada conquista violenta, cada batalla y guerra, cada matanza  en nombre de " mi dios", "mi rey", mí país", "mi partido"... lleva en sí la firma de un ego que no concibe lo no-dual, el "no-yo".

Pero todo hombre, toda mujer, lleva en sí otro nivel de conciencia, un "sí mismo" transpersonal, más allá de la mente dual. Es la experiencia del Ser que en todos vive y se manifiesta más allá de su nombre, apellido, lengua, credo, raza, color político... Conectar con ese Hondón de la Existencia  nos lleva a superar la mente dual, abre a otra comprensión de la realidad en la que Todo es Uno y pierden peso las "batallitas del ego" en cualquiera de sus manifestaciones. Importa más el bien común, se vive de manera respetuosa con todo y con todos, la Paz brota del corazón y se manifiesta en formas de vida no violentas, ni en actos ni en palabras. El Planeta se siente como Hogar universal en el que las fronteras son ficciones del ego. Desde la mente dual el diálogo entre religiones es sumamente difícil e incluso imposible, desde el estado "no-dual" lo que parece imposible es no llegar al diálogo que dé paso al Encuentro profundo.

Facilitar a un niño un crecimiento en contacto con las Fuentes de Ser, aprendiendo a Escuchar, a expresar asertivamente sus opiniones y emociones, abriéndose a la Profundidad de la vida, contando con los demás para vivir compasivamente, prepara el terreno para adultos más alejados de cualquier fundamentalismo, nutre la tierra interior en la que pueden echar raíces valores y actitudes verdaderamente éticas. 

La sanación de las múltiples y profundas heridas de la Humanidad no puede venir del mismo nivel de comprensión que las generó. La Humanidad debe cuidar del desarrollo de una sana dimensión interior en sus niños y jóvenes. Sólo un cambio en nuestro nivel de Conciencia logrará hacernos salir de esta espiral de sinsentido generada por la autodefensa del ego camuflada bajo la bandera política, religiosa, territorial...

Eso es lo que puede aportar la Educación de la dimensión Interior al cambio del mundo: personas profunda y totalmente comprometidas con el cuidado de la Vida en todas sus manifestaciones.

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