La Vida se manifiesta en nuestras vidas siempre y cuando mantengamos abiertos los caminos del interior. El actual ritmo de vida y los requerimientos de nuestra sociedad dificultan cada vez más ese acceso al interior personal en el que se encuentran las materias primas para la construcción de nuestras vidas. Sin darnos cuenta, nos autoexiliamos de nuestro hogar interior. Allí, utilizando la imagen del Maestro Eckhart, Dios se encuentra como en su casa, pero nosotros nos sentimos extranjeros.

Educar la Interioridad es favorecer los procesos y proporcionar las herramientas que nos permitan volver a casa, al hogar interior para desde allí vivir unidos a los demás, al mundo, a Dios.

miércoles, 22 de julio de 2015

Regresar para progresar: Tocar la orla de tu manto

martes, 28 de diciembre de 2010

Tocar la orla de tu manto...

Intento escuchar...

Como la mujer hemorroísa
me fuerzo a mí misma a ir más allá,
a atravesar la multitud que me impide encontrarme con  mi Dios,
con aquel que es mi Paz, mi fuente de Energía... La Verdad.

Esa multitud que son mis voces,
los gritos, murmullos y cansinas repeticiones de mi mente,
la gran tramposa, la pantalla en la que se proyectan las sombras de mi ego.

Yo lo intento...
me adentro en la multitud e intento traspasarla,
a veces a codazos
otras suavemente,
atravieso la multitud de mis pensamientos,
de los cantos de sirena de mi yo,
y sigo, continúo remando rumbo a Itaca,
continúo caminando hacia Canaán,
no ceso de anhelar y tener nostalgia de Sión,
esa Tierra Prometida que sé existe en mi interior.

Atravieso la multitud,
sé que puedo llegar,
sé que podré llegar a tocar siquiera,
con la punta de mi pobre corazón,
la orla de su manto
y sé, sí, lo sé porque ya lo viví,
que entonces todo quedará sanado,
que la vida que se me escapa del cuerpo
quedará recogida en un abrazo de Amor eterno.

Por eso, hoy más ciega y más seca
intento escuchar,
atravesar...ir más allá de mí
para escucharle a ÉL.

Y sé, que no soy yo quien voy,
es Él quien viene a mí
y yo... yo que creía adentrarme
soy, al crecer el deseo, adentrada.

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