La Vida se manifiesta en nuestras vidas siempre y cuando mantengamos abiertos los caminos del interior. El actual ritmo de vida y los requerimientos de nuestra sociedad dificultan cada vez más ese acceso al interior personal en el que se encuentran las materias primas para la construcción de nuestras vidas. Sin darnos cuenta, nos autoexiliamos de nuestro hogar interior. Allí, utilizando la imagen del Maestro Eckhart, Dios se encuentra como en su casa, pero nosotros nos sentimos extranjeros.

Educar la Interioridad es favorecer los procesos y proporcionar las herramientas que nos permitan volver a casa, al hogar interior para desde allí vivir unidos a los demás, al mundo, a Dios.

martes, 26 de mayo de 2015

Algo está fallando...

Algo está fallando, Arantza, Jokin, queridos niños-adolescentes y un día no pudisteis soportar más la presión del acoso de quienes hubieran debido ser vuestros amigos/as, compañeros/as de juegos, de ilusiones, de partidos, de risas, de primeras complicidades.

Hoy, de entre las noticias tristes y dolorosas de este día, me hiere profundamente tu muerte, Arantza. Me duele que hayas decidido irte de la vida sin disfrutarla al máximo, sin gozar de la maravilla de la amistad que nos otorga belleza, incondicionalidad, apoyo, esperanza. Que te hayas ido sin dejar que tus padres te dieran todos los besos que tenían para ti, sin aprender todas las cosas sorprendentes que hay por doquier. Que te hayas ido no libre y conscientemente, sino obligada y atemorizada.

Me duele mucho que un compañero tuyo hiciera de ti el foco de su amargura o de su mala leche o de su ignorancia supina, me duele porque a ti te ha causado tal dolor que decidiste desparecer, pero me duele también porque nadie le enseñó a este niño-adolescente a dejar fluir la bondad, la compasión, a encauzar la mala leche que a todos/as nos atenaza de vez en cuando. Y tú te has ido cuando no te tocaba, pequeña, pero él se queda herido de muerte para siempre a no ser que un corazón sabio le acompañe y le ayude a reconocer el mal causado, a perdonarse a sí mismo y a reencontrarse con la mejor versión de sí.

Me hiere que se acuse a tus profesores, me hiere que se acuse a tus padres, me hiere que se acuse a tu mal compañero. Me duele, me hiere que nos acusemos en lugar de crear redes humanas y humanizantes para amparar los dolores de la vida, los sinsentidos, los errores... 

Algo está fallando, Arantza, Jokin, pequeños adolescentes doloridos, no lo estamos haciendo bien cuando los adultos en lugar de dejar fluir la bondad y poner la creatividad al servicio de un mundo más sano, más bueno, más amable y acogedor, parece que todo nos empuja irremisiblemnte a una ciega y agresiva competitividad en la que todo aquel que no sea "de los míos" está contra mí. 

¿Sabes, Arantza? Estos días los políticos hablaban de todo menos de educación, eso no es importante, lo importante son los votos y luego construir grandes cosas que den dinero y fama, que aseguren la poltrona del poder, pero lo que te ha pasado a ti, lo que le pasó antes a Jokin y a otros/as, el dolor de tus profesores/as y compañeros/as, de tu familia, de la sociedad, eso no cuenta. Por eso invertir en educación de calidad se traduce en rellenar muchos papeles y en que vosotros saquéis notas, aunque luego no sepáis qué hacer con vuestra humanidad herida, vulnerable, dudosa, desconcertada, sí, porque en la adolescencia todo es muy grande, demasiado. Aunque a esa edad te quieras comer el mundo y te sobren los adultos, la vida se te viene encima y no sabes muy bien qué hacer con ella.

No pocos/as de vosotros/as, adolescentes, estáis solos/as porque los adultos estamos atontados, confundimos la paternidad/maternidad con el ser "colegas" en unos casos o con ser muros hiperproctectores en otros. Ser padres/madres nunca ha sido fácil, y siempre los padres y madres han cometido errores, eso no es nuevo pero lo nuevo en este momento es que demasiados de vosotros/as, queridos adolescentes, estáis muy solos/as, muy perdidos/as, muy en cosas que precisan de la serena y sabia compañía de un adulto que no siendo perfecto tenga una mano que tender, una palabra que pronunciar, un abrazo que dar, bueno, he de confesar, Arantza, que quizá no sé muy bien qué peculiar cosa está pasando pero sí sé que de un tiempo a esta parte, algo está fallando porque todos estamos más agresivos y puntillosos con aquellos con quienes convivimos. De mi generación, Arantza, te diré que me parece que se ha vuelto más egoísta y que lo de la gratuidad se nos va quedando fuera del vocabulario y de la vida y, por eso quizá os transmitimos que todo se puede comprar y que no hay lugar para la frustración y ¡así nos va! y que "primero lo mío" y después los demás "qué arreen!"

Pero querida niña, no quiero meterme en terrenos resbaladizos porque no tengo una mirada que todo lo vea ni una mente que todo lo entienda, pero sí tengo corazón y mi corazón hoy está triste porque algunos/as niños/as, unos pocos más que antes, decidís iros y os vais solos y tristes y eso a mí, como adulta, me duele mucho y me avergüenza y siendo educadora más aún. Arantza: perdóname, perdónanos. Allí donde ahora estas entenderás que  tantas veces, no sabemos lo que hacemos.

Sí, algo está fallando... Y hoy simplemente me siento triste y te recuerdo, Arantza, Jokin, tantos y tantas...¡demasiados/as!


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