La Vida se manifiesta en nuestras vidas siempre y cuando mantengamos abiertos los caminos del interior. El actual ritmo de vida y los requerimientos de nuestra sociedad dificultan cada vez más ese acceso al interior personal en el que se encuentran las materias primas para la construcción de nuestras vidas. Sin darnos cuenta, nos autoexiliamos de nuestro hogar interior. Allí, utilizando la imagen del Maestro Eckhart, Dios se encuentra como en su casa, pero nosotros nos sentimos extranjeros.

Educar la Interioridad es favorecer los procesos y proporcionar las herramientas que nos permitan volver a casa, al hogar interior para desde allí vivir unidos a los demás, al mundo, a Dios.

lunes, 3 de febrero de 2014

¿Y no sabes de estas cosas?

Os había prometido escribir mi comentario al pasaje de Nicodemo, así que no lo demoro más, casi, casi me pasa como a Fray Luis y tengo que decir aquello de "como decíamos ayer..."

Me gustaría que al leer lo que comparto con vosotros/as os situarais en el contexto de un proyecto de Educación de la Interioridad que comienza su andadura o que ya comienza a hacerse realidad: formación, lectura, borradores de proyecto o primeras presentaciones del mismo, asignación de tareas y un sinfín de cuestiones inevitables si queremos hacer un verdadero proyecto educativo de interioridad.

Nos podemos sentir en ese momento ilusionados/as, emocionados/as, algo temerosos/as, pero convencidos/as de que "esto hace falta".

Entonces, en algunos/as de nosotros/as, puede que comience a despertarse nuestro Nicodemo. Veamos cómo nos presenta Juan a este personaje: es fariseo, es decir, hombre que cumple cabalmente la Ley judía punto por punto y magistrado, es decir, alguien de relevancia, conocedor profundo de la fe y las costumbres judías. Quizá, salvando mucho las distancias podríamos ser tú o yo... Conocedores de la fe cristiana, incluso con estudios de Teología, formando parte de grupos cristianos hace ¿cuánto? Coordinador/a de Pastoral o parte del equipo, quizá incluso siendo quien ha encabezado la puesta en marcha de muchos proyectos importantes en el centro...

Y...¿cuándo se despierta Nicodemo? Os voy a responder desde lo que capto en los cursos de formación que imparto sobre EI. Me da la impresión de que Nicodemo despierta en nosotros cuando nos damos cuenta de que esto de la Educación de la Interioridad no es un mero "hacer cosas originales o diferentes", cuando algunos/as comienzan a captar que escuchar la dimensión interior cambia la vida, nos lleva "más allá" incluso donde no queríamos o pretendíamos "ir". Quizá al principio nos quedamos en lo bonito que es todo en ese contexto de unos días de formación, la belleza de los momentos compartidos, la hondura a la que nos ayuda a llegar el grupo, el silencio lleno de presencia y de Presencia, algunas técnicas... Pero hay más...

Es ahí cuando " de noche" nos preguntamos "¿qué es esto?". Surge el reconocimiento de que hay algo muy grande que aún no podemos nombrar o describir. Nicodemo, entonces, se siente confuso, aturdido, atraído pero, a la vez, asustado. Entonces "es de noche". ¡Y qué buena es la noche, qué necesaria! La noche es ese momento en el que se pierden los perfiles de las cosas conocidas y, de noche parece que todo da miedo, que todo se viste con ropajes que causan temor y susto. Ahí nos sentimos vulnerables y necesitados. "Nicodemo" siente que sus seguridades ya no lo son tanto, que hay "algo más" y que, además, es atractivo, esconde una joya.

Las respuestas de Jesús en el pasaje evangélico van rompiendo el mundo de seguridades intelectuales de Nicodemo y le llevan a adentrarse en la Verdad del corazón porque "no el mucho saber harta y satisface el alma, sino el gustar las cosas internamente" (S, Ignacio de Loyola). Sí, sabemos mucho, quizá incluso muchísimo, pero ¿vivimos algo? ¿nos hemos dejado penetrar, traspasar por el Misterio? ¿Nos atrevemos a quedar desnudos en el Silencio sin más que hacer que Ser? ¿priorizamos en la organización de nuestras vidas ese acceso al interior que nos deja despojados de agarraderos y nos lanza al Centro de todo centro? Sin embargo...¡sabemos tantas cosas! Creyentes y no creyentes, da igual, tanto si nos atrae los espiritual desde la fe en Dios como si nos atrae sin refrencia a lo divino, podemos "saber mucho" pero no gustar nada internamente porque preferimos la teoría a la práctica.

Jesús sitúa a Nicodemo rápidamente: "el que no nazca de lo alto no puede ver el Reino de Dios". ¿Qué es eso de nacer de lo alto? ¡Pobre Nicodemo! Aún siendo un magistrado, aun reconociendo en Jesús a un maestro...¡no logra entender! Quiere encajar la radical novedad de Jesús en unas estructuras mentales, psicológicas y espirituales que no sirven. No valen ahora los "odres viejos" de la Ley de judía para contener el vino nuevo del Espíritu. Nicodemo, tú y yo, tantos y tantas, no entendemos porque no nos atrevemos a dejarnos adentrar en el "más allá" del Evangelio, de las tradiciones espirituales y de sabiduria de la Humanidad. Intuimos que "por ahí van los tiros" pero...¡dejarse llevar es otra cosa!

Y así las cosas, Jesús describe cuales son los frutos de ese "nacer de lo alto", "nacer del agua y del espíritu": se es libre, radicalmente libre y liberador. Como el viento, no como el huracán que arrasa y destruye, sino libre como el viento suave que se mueve por donde quiere sin dañar nada ni a nadie, pero, eso sí, moviliza, rompe con las rutinas que anclan e impiden indagar, conocer, experimentar, amar sin límites o con el único límite del amor. Antes ya le avisa Jesús, ya nos avisa: "lo que nace de la carne es carne, lo nacido del espíritu es espíritu". La carne, el ego, el yo existencial está configurado para sobrevivir en este mundo, para adaptarnos a nuestro contexto vital, esa es su función y hemos de reconocerla pero también hemos de reconocer sus límites y uno de ellos es que no alcanza a comprender ese "más allá" del espíritu precisamente porque los esquemas cognoscitivos del yo existencial no sirven en ese nivel:


Para venir a gustarlo todo
no quieras tener gusto en nada.
Para venir a saberlo todo
no quieras saber algo en nada.
Para venir a poseerlo todo
no quieras poseer algo en nada.
Para venir a serlo todo
no quieras ser algo en nada.
________________________________
Para venir a lo que gustas
has de ir por donde no gustas.
Para venir a lo que no sabes
has de ir por donde no sabes.
Para venir a poseer lo que no posees
has de ir por donde no posees.
Para venir a lo que no eres
has de ir por donde no eres.
________________________________
Cuando reparas en algo
dejas de arrojarte al todo.
Para venir del todo al todo
has de dejarte del todo en todo,
y cuando lo vengas del todo a tener
has de tenerlo sin nada querer.
________________________________
En esta desnudez halla el
espíritu su descanso, porque no
comunicando nada, nada le fatiga hacia
arriba, y nada le oprime
hacia abajo, porque está en
el centro de su humildad. (San Juan de la Cruz)

Y esto...¡no se aprende por la vía del estudio, ni de la lectura, ni escribiendo bellos proyectos o creando efectivas "fichas", o multipliando reuniones y documentos! La escuela de la verdadera interioridad es el puro silencio, ese "olvido de lo creado" que también dice el místico carmelita.

El fruto de este camino-experiencia que es mezcla de hacer y de dejarse hacer, es esa radical libertad que mencionaba antes, una libertad que se convierte en liberación de otros. Esa liberalidad de ánimo, ese no sentirse mediatizado por nada ni nadie sino por el Amor, resulta incómodo para quienes no nos hallamos en ese estado vital.

Supone, pues, vivir y morir como Jesús, supone asumir el camino de la "verdadera encarnación": vivir nuestra condición humana tal y como es, en el contexto que nos corresponde, fieles a las llamadas de la Realidad, muriendo a nuestro ego cada día, cada minuto, con una "muy determinada determinación", también en palabras de San Juan de la Cruz.

Nicodemo, ante todo ello, queda perplejo y no entiende...¡no entendemos! La respuesta de Jesús es clara: «Tú eres maestro en Israel y ¿no sabes estas cosas? En verdad, en verdad te digo: nosotros hablamos de lo que sabemos y damos testimonio de lo que hemos visto, pero vosotros no aceptáis nuestro testimonio. Si al deciros cosas de la tierra, no creéis, ¿cómo vais a creer si os digo cosas del cielo?"

Tú eres coordinador/a de Interioridad o de Pastoral o del departamento de Religión o... ¿y no sabes de estas cosas? ¿sabes mucho de calidad y excelencia educativa, de planes de gestión, de uso de las tics y no sabes de esto?

Quizá sabemos mucho, incluso demasiado de "lo de la carne" y poco, demasiado poco de "lo del espíritu". Revisémonos sincera y amorosamente. Educar la Interioridad es, sobretodo, eso.





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